¿Dejando el closet en el trabajo?

 


¿Estás seguro de abrir las puertas de tu vida personal asumiendo las consecuencias de ser ya un openly gay?

Siempre oí decir ‘tarde o temprano todo se llega a saber’ o ‘cuando el río suena es porque piedras trae’. Y no puede ser menos cuando en una sociedad como la nuestra, aún victoriana, prejuiciosa y estereotipada, la gente suele actuar de manera hipócrita frente a lo que se llama un secreto a voces. La cultura de los rumores, cuchicheos y rajes por la espalda, en los pasillos, en los ascensores o frente a tus propias narices está a la orden del día. ‘¿Ah sí?, ¿él es gay?, pero si no lo parece para nada... debe ser una mentira, yo lo he visto salir con chicas’.

Comentarios como estos se dan cuando quien es gay, aunque use el disfraz del perfecto solapa nomás, da señales con respecto a lo que piensa y siente deslizando su opinión de manera muy sutil en el ambiente de trabajo. Por allí no falta un tiempo para compartir en la oficina, a la hora del refrigerio, en las reuniones especiales y hasta en las fiestas. Llega un momento en que dices ‘basta ya’, porque todo tiene un límite y deseas sacar fuera lo que realmente pasa por tu mente. Sin embargo, aunque actualmente la moda sea muy ‘open mind’, eso es todavía un eufemismo que oculta bastante discriminación. 

Asumir la condición gay para salir fuera del closet es doblemente difícil en el ámbito laboral. Si bien dentro del hogar tus padres -que al fin y al cabo son tus padres- pueden pasar una dura prueba al enfrentarlo y después con el tiempo aceptarlo, no sucede lo mismo dentro de los confines de una empresa donde siempre existe la incertidumbre y el temor ante la posible reacción de tus jefes y colegas. Y ello genera más de una legítima duda que nos hace preguntarnos ‘¿Qué pensarán de mí y cómo actuarán una vez que lo asuma y se enteren?’. 

Una de las primeras cosas que debemos hacer es tantear si estamos o no en caldo de cultivo homofóbico. Mientras no seamos el presidente del directorio, gerente general o tengamos algún cargo de peso dentro de la empresa, la situación se torna algo dura debido a que pesaría nuestra entendible prioridad de avanzar en el aspecto profesional obteniendo mayor estatus y mejor sueldo. Ahora bien, ¿hasta qué punto estamos decididos a sacrificar esto para vivir fuera del closet plenamente?. He allí el dilema que nos enfrenta a nosotros mismos una vez más, porque no siempre podremos vivir con la tensión y el desgaste mental que significa el encierro de las emociones y sentimientos. 

Pero, ¿por qué la necesidad de ser honestos en relación a nuestra sexualidad? Partiré del principio elemental que cada quien tiene el derecho de libertad para obrar según sus razones, deseos y motivaciones. Eso es algo que se respeta. Ahora bien, en mi opinión, ser uno mismo estando en paz y armonía consigo, habiendo asumido al cien por cien la preferencia sexual, cosechará en uno más respeto, autoestima y confianza. Y desde cualquier punto de vista eso es positivo para quien ya pasó las fases del proceso de aceptación. 

No estaría demás, como lo dije anteriormente, que realices un sondeo de la homofobia en el campo donde te desempeñas. Desde tu profesión hasta la ubicación geográfica. Porque no es lo mismo ser diseñador de modas o aviador, o vivir en la gran ciudad o en provincia. Recuerda que la mejor estrategia para ello es conocer bien lo que tienes alrededor antes de poner en riesgo tu trabajo y esperar alguna posibilidad de ascenso. Eso ni pensarlo. En compañías más que homofóbicas, estar out significaría mucho estrés y lidiar con personas que podrían hacernos sentir incómodos; mientras que en las de ambiente ‘gay-friendly’ se darían ciertos parámetros para los ejecutivos de ventas que muestran la cara de la empresa. Así son las cosas, ni más ni menos.

Tú debes decidir si, en pro de tus aspiraciones laborales, permaneces en el closet para siempre debido a la absurda política de tu empresa; o si, por el contrario, ya es tiempo de hacer una redirección en tus horizontes. Un consejo para tomar en cuenta es que, si ya decidiste salir del closet en la chamba, construyas un sistemas de ‘aliados’. Gente de acuerdo con tu rollo que te apoye a la hora de la verdad. Incluso, no lo dudes, puede que haya actitudes negativas: insultos, llamadas anónimas, acoso sexual y violencia física. Si esto sucede no dudes en levantar tu queja. 

Hay de todo en este mundo. No estarás en Europa, donde existe una legislación que vela por los derechos gays en su real dimensión, pero nunca es tarde para dejar el silencio y dejar sentir tu voz.

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