"Ser gay es amenazante" Con ustedes Bruce Labruce, el más irreverente y controvertido director gay del mundo.
Él es considerado el más polémico director de cine gay de los últimos tiempos: No en vano en la reciente edición del Festival gay de Lisboa recibió un merecido homenaje. Porque Bruce Labruce es un artista trasgresor. Un tipo que a través de sus filmes busca levantar polvareda y poner el dedo en la llaga mostrando lo que sus colegas quizá no: explícitas escenas de sexo a medio camino del porno.
Labruce empezó en el cine a mediados de la década de los años ochenta, en la línea del movimiento gay ortodoxo haciendo cortos de enfoque muy convencional inclinándose luego hacia un estilo radical dentro del ambiente punk. En esa época tenía como veinte pearcings en el cuerpo, filmaba fellatios en sus películas y muchas cosas locas, pero cuando los punks comenzaron a ser aceptados paró de hacer eso. Se trataba de unas home movies (películas domésticas) en las que exploraba su visión del sexo de una manera muy personal al punto que, hoy día, se siente avergonzado de sus primeros experimentos.
En sus inicios Bruce sólo quería chocar con sus escenas fuertes. Tal fue el caso de su primer largo No skin of my ass (Sin piel de mi ano), donde interpretó al personaje principal (apareció en sus tres primeros filmes y en el último hizo un pequeño cameo). Un tipo que lleva una relación con un skinhead (cabeza rapada) y en la que, tal cual descarnado reality show, abre las puertas de su habitación permitiendo al mundo apreciar su intimidad desde la sala hasta la cama. O sea todo.
Posteriormente vendría Super 8 ½, donde exploró el tema del fetichismo con los nazis presentando fantasías sexuales muy oscuras como una violación. Todo con el propósito de conseguir alguna reacción por parte del público siendo duro y directo. Labruce afirma que el proceso de hacer una porno es bastante educativo y que para él fue una manera de desmitificar el proceso aprendiendo que es un oficio nada glamoroso, donde los actores dan mucho de sí mismos en la pantalla. “Porque todo es muy clínico, se intenta mostrar naturalmente que hay gente teniendo sexo, pero este sexo es muy cuidadoso y orquestado. En el medio de la escena, tenía que intervenir y hasta cachetearle el culo a alguien, porque estaban chupándose o algo”.
Convertida la pornografía en el último refugio del radicalismo para los gays, la idea del sexo homosexual no es tan impactante como lo pudo haber sido en la década de los años ochenta con el Sida. Y eso lo sabe a la perfección Labruce; quien se atreve a sostener que actualmente casi es parte de la industria fílmica. Sin embargo, continúan existiendo elementos extremos en la cultura gay, que la gente, en general, nunca va a aceptar, motivo por el cual sus más recientes películas todavía apuntan a despejar el aura de misterio que la gente straight percibe del sexo entre dos hombres. Para ello hace uso varias técnicas como la del distanciamiento (No skin off my ass es una de ellas), cinta en blanco y negro con mucho grano en la textura y música que remite más a los clásicos románticos de Hollywood. Aunque siempre en el plano del voyeurismo del publico haciéndolos conscientes de que están viendo algo muy personal. Distanciando, distrayendo o también concientizando su posición.
Skin Flick es quizás su filme más político, en el cual investiga el fetichismo de la cultura gay con figuras autoritarias o fascistas. Y al mismo tiempo cómo los movimientos neofascistas o neo-nazis han sido tradicionalmente homofóbicos. Desde su primera película hasta la última, técnica y temáticamente, el controvertido director, que estuvo tan sólo de pasada en una escuela de cine por considerarlo demasiado complicado para él, dio grandes avances cinematográficos. De Husttler white filmada en 16 mm y editada en vídeo a Skin Flick se advierte y confirma claramente una depuración cuidadosa.
Un critico francés de la prestigiosa revista Cahiers du Cinéma, dijo de Hustler White: "En un mundo en que la gente practica ese tipo de sexualidad extrema, violenta, perturbadora, el último tabú es la ternura". En tal sentido Labruce cree que hay mucha ternura en sus filmes, ya que sus personajes son y actúan como gente normal con emociones normales. “Parte de mi reputación tiene que ver con el hecho de que muestro imágenes duras y perturbadoras, pero hay algo por debajo que es mas humano y romántico”, declara el cineasta…
Labruce insiste en que es un problema del cine gay ponerse primero la bandera del orgullo y después considerarse cine. Para él ser un cineasta es lo más importante, hecho que lo distancia de los gay ideologistas que tratan de enviar mensajes tipo "Esta bien ser gay" como si estuviesen intentando apaciguar y domesticar a su público. Dice el artista: “Yo intento sostener que la tradición de la homosexualidad es no conformista y que sí, ¡ser gay es amenazante! Creo que muchos gays que tienen la idea de estar siendo aceptados se equivocan. Y van a descubrir que, finalmente, todo esto se les podría venir en contra y no estarán preparados para lo que suceda. Ser gay también es para mí una oportunidad de explorar diferentes realidades culturales, ya que vives tu vida desde tu propia perspectiva filosófica”.
Referencias: Entrevista de Ezequiel Luza y Lisandro Listorti para Filmonline.com
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