Solidaridad musulmana gay

 


A favor de la vida y contra el ataque a las torres gemelas de Nueva York.

La comunidad gay no podía estar ausente de las manifestaciones a nivel mundial con respecto a la destrucción del World Trade Center de Nueva York y el Pentágono, trágicos hechos que vistieron de negro a los Estados Unidos el pasado 11 de setiembre. Por tal motivo, Al-Fatiha, el mayor grupo musulmán gay que reúne unos 300 miembros en todo el mundo, dejó sentar su voz de protesta y condena por tan cobardes actos terroristas que hasta el momento han cobrado aproximadamente 5000 desaparecidos; así como la tristeza de miles de familias que pugnan por saber acerca de sus seres queridos.

Faisal Alam, el fundador y líder del colectivo Al-Fatiha, cuya sede está ubicada en la capital gay de Estados Unidos, San Francisco, se unió al dolor de “nuestros hermanos y hermanas de los Estados Unidos y del mundo lamentando la perdida de vidas y condenando esta tragedia", a través de un comunicado oficial que dice mucho de la solidaridad y el compañerismo existente entre las personas del mundo árabe y musulmán; que generalmente están expuestos al común estereotipo de tipos belicosos e intolerantes bajo esa gama radical de extravagantes personajes salidos de las cintas de clase B hollywoodense.

A favor de la paz y en contra de una eventual guerra, los grupos de Al-Fatiha están poniendo en acción sus vibraciones espirituales a través de rezos especiales cuyas peticiones se dirigen a las víctimas de los cuatros aviones caídos en las ciudades de Manhattan, Washington y Pensilvania. De esta manera, este grupo se aúna a otras organizaciones que también han condenado tan salvaje destrucción calificada ya como la más desastrosa e impactante del nuevo milenio.

Buscando la tolerancia y en pos de una apertura de pensamiento los grupos Al-Fatiha, con presencia en varios países del orbe, no desean que esta coyuntura política produzca una actitud negativa contra el mundo árabe y avive la cada vez más profunda zanja entre la gente de dos culturas tan disímiles separadas por una religión e ideología a veces demasiado extremista.

A una semana del peor atentado terrorista en la historia de los Estados Unidos, cuya estimación de muertos y heridos aún es incontable y se prevé que sobrepase entre ambos los 11,000 personas, los próximos días serán decisivos para lograr un entendimiento que muchos ven demasiado infructuoso debido a los ánimos enervados que han puesto en jaque a Afganistán. Lugar de refugio de Osama bin Laden, señalado como autor de los atentados suicidas, de cuyo territorio miles de personas ya han cruzado la frontera rumbo a Pakistán o ciudades rusas.

En sus declaraciones el presidente George W. Bush afirmó desear que “se tomen las medidas necesarias para no albergar ya más a terroristas, en cualquier forma que esto se asuma". Pero las del  líder de los Talibán, ulema Mohammed Omar sólo atizan el fuego “nuestro estado islámico es el verdadero sistema islámico en el mundo y por esa razón los enemigos de nuestro país nos miran como una espina el un ojo y buscan diferentes excusas para acabar con nosotros". Lo cual genera una tensión generalizada, con la gente en medio de sentimientos de incertidumbre y preocupación. Los mismos que desde la comodidad de su casa pueden asistir cómodamente al mayor espectáculo mediático informativo de estos tiempos. 

Sólo nos queda rogar por que los Al-Fatiha sigan rezando con mucha entrega y fe a Alá para que caigan bendiciones en lugar de bombas, misiles o sabe Dios qué.


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